La emoción por el fútbol femenino se siente en el aire de Ecuador con la Copa América Femenina. Y la expectativa es total. Claro está, la comparación con el otro gran torneo continental, la Eurocopa Femenina, resulta inevitable. Al seguir ambos torneos durante años, una cosa queda clara.
Aunque ambos coronan a las reinas de sus continentes, operan en universos casi paralelos. Recuerdo la impresión que dejó la final europea pasada; la organización era de otra categoría. Las diferencias son enormes, sobre todo en la conformación de los grupos y las reglas de eliminación directa. La Eurocopa Femenina de 2025 y nuestra copa son dos caras muy distintas del mismo deporte.
El Laberinto Europeo Frente a la Vía Directa Sudamericana
El camino para llegar a cada torneo es como la noche y el día. En Europa, clasificarse a la Eurocopa Femenina es una verdadera odisea. Un total de cincuenta y un equipos se baten en un sistema complejo. Este se encuentra integrado con su Liga de Naciones. Los equipos se dividen en diferentes ligas. Luego, se enfrentan en partidos de ida y vuelta durante meses.
Por lo tanto, solo los mejores de la élite logran una clasificación directa. Otros seleccionados deben pelear su cupo en repechajes muy duros. Es un filtro que asegura que la máxima calidad competitiva llegue al torneo final.
En cambio, en Sudamérica, el asunto es mucho más directo. Las diez selecciones de la CONMEBOL tienen su entrada asegurada a la Copa América Femenina. No existen clasificatorias previas. El torneo en sí mismo es la gran prueba para todas.
Cuando el Reloj se Detiene: El Drama de la Eliminación Directa
Una vez que el balón rueda en la fase final, las reglas también marcan diferencias. En la Eurocopa Femenina, el formato es el estándar conocido. Hay cuatro grupos de cuatro equipos. Avanzan los dos mejores de cada uno a los cuartos de final. Si ocurre un empate en un partido de eliminación, se disputan treinta minutos de tiempo extra. Parece que la resistencia física es un factor determinante.
Por otro lado, la Copa América Femenina aplica su propio reglamento. Si un partido de semifinales o por el tercer puesto termina empatado, no hay alargue. La definición llega directamente a través de los penales. Solo la gran final contempla la posibilidad del tiempo extra. Adicionalmente, nuestra copa define mucho más que solo un título:
- Ofrece dos cupos directos para los Juegos Olímpicos de 2028.
- Entrega tres plazas para los Juegos Panamericanos de 2027.
- La selección campeona obtiene el derecho a jugar la Finalissima contra la monarca de la Eurocopa Femenina.
Bolsillos Llenos y Vitrinas Doradas: La Brecha Financiera
En el aspecto económico es donde la diferencia se convierte en un abismo. La UEFA reparte en su Eurocopa Femenina una cantidad de dinero muy considerable. La cifra asciende a 41 millones de euros en premios. Cada equipo participante recibe una suma importante solo por clasificar.
Además, las jugadoras tienen garantizado por contrato un porcentaje de ese premio. Esto les permite dedicarse por completo a su profesión.
Mientras tanto, la Copa América Femenina, aunque ha mejorado, se mueve en otra escala financiera. Se proyecta que repartirá alrededor de 3 millones de dólares. Es un avance importante frente a ediciones anteriores.
Aún así, la brecha con Europa es gigantesca. Esta disparidad económica influye en todo. Impacta en los salarios de las jugadoras, en la calidad de la preparación y en la infraestructura general.
El Futuro se Escribe en Dos Canchas Distintas
Más allá de las diferencias estructurales, el entusiasmo por el fútbol femenino es universal. El deporte crece a pasos agigantados en todos los rincones del planeta. Su atractivo ya no conoce de fronteras. Cada confederación impulsa el juego con su propia filosofía.
Europa lo hace desde una base sólida y una inversión programada. Sudamérica avanza con la garra y el talento que la caracteriza. Ahora, esa fiesta del fútbol llega a Ecuador. Es una oportunidad histórica para el aficionado local.
Ser testigos directos de la Copa América Femenina es un privilegio. Los estadios de Quito están recibiendo a las mejores jugadoras del continente. Verlas competir en vivo en nuestro propio país es una experiencia inolvidable. El verdadero triunfo es el espectáculo en la cancha.